17 de abril de 2013

          Actuando como mejor sabemos, dejando de lado compromisos a medio hacer, situando nuestro centro de atención en únicamente algo abstracto, que no nos aporta nada mas que dudas porque en eso consiste la función de nuestra mente, dar la vuelta a las cosas del tal manera que no las logremos entender, y cuando estamos a un instante de conseguirlo, de comprender que ocurre ahí arriba, actúa como mejor sabe y cambia de posición, provocando un atisbo de luz que apenas dura los diez segundos, tiempo necesario para reaccionar ante un estímulo como ese "algo abstracto".
Demasiadas perpendicularidades en este lugar, en el que todo da vueltas, todo cambia continuamente, pero entonces, ¿por qué tememos tanto al cambio?

          Si el cambio es necesario, desde que nacemos cambiamos hasta el día final, nos cambian las manos, los pies, el pelo crece, la cara cambia, y nosotros maduramos, aunque a veces de una manera un tanto contraproducente, pero en realidad no dejamos de madurar.

          Se producen cambios constantes en nuestra vida, cambios que nos dan miedo, porque lo desconocido es algo raro, extraño, algo que no podemos controlar, y ya que somos una especie de seres vivientes ansiosos por controlar todo cuanto pasa a nuestro alrededor, el hecho de que haya algo desconocido cerca de nosotros, amenazando nuestro espacio, nuestra zona de confort, pues es evidente, tenemos miedo.

          Pero podemos hacer una especie de "click" apretar el botón de la curiosidad en nuestra mente, y tener ganas de conocer ese "algo" abstracto desconocido, ese algo que no podemos controlar, quizás por un tiempo nos controle a nosotros pero cuando ese cambio se convierta en una actitud presente que conozcamos y nos sea familiar podremos actuar por encima de él. Lo que suele faltar en estos casos es otro "algo" que nos cuesta mucho sacar siempre, y que además nos enfada sacar, seamos sinceros, la paciencia.
           La paciencia duele, solo a veces, pero si conseguimos sacarla en el momento adecuado, el resultado puede ser magnífico, y esa paciencia es la que necesitamos cuando ocurre algo en nuestra vida, que no nos convence, algo que nos hace sentir incómodos, infelices. Ya que esa paciencia nos ayuda a esperar a conocer bien ese cambio y lograr con el tiempo transformarlo en lo que verdaderamente deseamos cambiar.

          Este es uno de los manuales sencillos y bastante resumido de la forma en que podemos cambiar una actitud en nuestra vida, porque nuestras actitudes cambian, seguirán un patrón común todas ellas, un patrón que depende de nuestra personalidad, pero cambian con el tiempo, y con nuestras experiencias, por ello si hay alguna actitud que nos haga infelices, tomemos esa paciencia que todos tenemos escondida y actuemos como mejor sabemos.

          Es increíble la forma en que podemos transformarnos en la persona que queramos ser, solo hacen falta dosis de ganas, sueños y deseos que engloban al resto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Y hacía mucho tiempo que, pero vuelvo a estar, y he aprendido una nueva forma de mirar el mundo en todo este tiempo que a pesar de todas las...